Un ruido sacudió la cabeza, postergando todo lo que estaba haciendo. No hubo másopción que atender el teléfono..
Con una simple y corta llamada, una gran noticia llego a nuestros oídos, la fortubanda había sido convocada para participar en la 3ra edición del disco murguero.
Festejos, alegrías, cancelación de otros compromisos, alguna que otra putiada mediante, y mucho ensayo y nervios. La Fortu se preparaba para grabar para el disco.
Entrando al estudio, se calzan los tambores, los auriculares todo estaba por comenzar.
Las miradas fijas, los músculos relajados, la tensión reinaba en el aire. Todos los ojos apuntaban al mismo lugar, las baquetas del director se golpearon una contra otra, al grito de 1..2..3..y.
Agitando sus varitas de madera, comenzaron a desplegar una magia invisible, un hechizo que posee los cuerpos. Los síntomas son claros, pero particulares, los pies al ritmo del pulso, las cabezas hacia abajo acompañan el blandir de los tambores, el trance es inevitable, los hombros se escapan de todo control, y el control del estudio agita al ritmo de la fortubanda.
